Casa, casa, edificio, casa, edificio, casa, casa, edificio, edificio casa. Así, es que se componen las cuadras en el barrio Boston, un barrio en el que caben todos: gente bien y gente mejor…
Con 101 años de edad, Bostón se considera uno de los barrios más tradicionales de Medellín que le dio empuje y dinamismo a la Ciudad. “Las personas que llegaron acá, buscaban un lugar tranquilo, amplio, alejado del resto de la gente y cerca a su principal centro de atención: El Centro”, cuenta el Padre Echandía, un personaje tradicional del barrio quién junto con otros padres Salesianos, ayudó a construir la Iglesia de Bostón.
La Iglesia se ha convertido en uno de los referentes principales para todas las personas que visitan el lugar, no sólo por su arquitectura, sino también por su tradición, gran tamaño y cercanía al parque.
Pero no sólo se encuentra la Iglesia del Sufragio o Bostón como le dicen la mayoría de los habitantes, sino también el parque, en el que concuerdan indigentes, amas de casa con su perrito, jubilados y cientos de personajes por imaginar, que convirtieron el parque del barrio en el principal espacio cultural de referencia del barrio Boston.
Otros deciden sentarse en los cafecitos que rodean el parque, de los cuales se despide ese aroma a tinto casero, y donde se habla de la vida de antes en Medellín, donde se piensa en una Nueva ciudad, un nuevo gobierno y donde se escucha muchas veces “todo tiempo pasado fue mejor…”, que aluden aquella llamada barra de Bostón de donde salieron grandes médicos, políticos y visionarios de nuestra época.
Mientras tanto, la vida del barrio sigue su curso normal, niños corriendo para el colegio, las busetas de Calazans Bostón y Sucre Bostón bajando por Caracas, personas que van a trabajar, otros se dirigen a la tradicional misa y en el parque sólo se ven quietos la estatua de Simón Bolívar junto con las palomas que la acompañan.